antes que mamá, ella fue humana.
un día observé a las madres que conozco, con un lente distinto.
Mi mamá sonríe, está rota; brotan carcajadas de su boca, como agua en la fuente, como fuego en la fogata, pero en la sombra, se apaga, en la inmensidad de la vida, se ahoga. Mamá arropa, pero está perdida; no confiesa sus miedos, que ella también quiere una brújula para guiar sus pasos, para atravesar sus días. Ella, que parece muralla, se siente grano de arena, diminuta, parte de todo, parte de nada. Mamá cuida, pero se siente una niña; alguna vez tuvo padres, hoy sólo tiene recuerdos de una vida que se desvanece en aquellas avenidas, entre esos muros que la vieron de pequeña y ahora están llenos de polvo. Mamá tiene arrugas, rastro de su historia, narradoras principales de las angustias, las noches oscuras, también de los días de júbilo y novedad. Su cuerpo ya no es igual, el tiempo ha cambiado su forma, su textura, el ritmo de su andar; aquella mujer lloró alguna vez por primera vez sin saber lo que en el mundo le esperaba. Mamá soñaba, la realidad la golpeó. Sus ganas eran sus alas y con ellas después me cubrió de la tormenta, ¿yo también era tu sueño, mamá? a veces me pregunto qué hubiera sido de ti sin mí ave libre sobre el campo con canto melodioso y no una criatura cautiva en una ciudad estridente. Mamá dejó atrás una vida, para dar a luz a otra. Mamá cometió errores, figura inmaculada vuelta humana, una niña con preguntas una adolescente con curiosidad una adulta joven con ilusión una mujer adulta que sintió deseo ferviente, una piel resistente en búsqueda del calor a lado de una luz que quema, que vuelve ceniza la fantasía, este mundo que no da ni el tiempo ni el espacio para averiguar quien eres más allá de tu nombre. Mamá quería ser fuerte, tambaleó. La perfección es una promesa hecha para ser rota, nos corta con sus filos nos hace sangrar interrumpe el canto inicia nuestro sollozo. Vi a mamá olvidar que antes de ser madre fue mujer, naturaleza salvaje incongruencia dolor tristeza desastre monumento fortuna gozo firmeza. Mamá, principio de todo puerta al mundo camino empedrado y solitario y soleado y nublado de todos los colores con todas las flores de todas las formas enredaderas a la izquierda granadas a la derecha frondosidad y desierto es verdad que puedes ser autoridad y desobediencia quien ama y quien rompe quien rompe y no repara quien no repara y se corrompe. Mamá no sabía qué quería no sabía que era tierra para sembrar semillas ni cosechar vida. El mundo sigue a costa de los pies de una mujer que, de todos los sueños desconoce que el suyo es ver brotar en otro pecho, uno.
Mi primer poema por acá. En él exploro la dualidad de la experiencia de la maternidad que he podido observar en las mujeres que me rodean. No abarco todas las perspectivas, está claro, hay tantas y tan complejas, que probablemente me tomaría un poemario entero. Sin embargo, algo que aprendí y el aspecto con el que busco conectar, es en asumir que las madres son seres humanos que van a equivocarse sí o sí; entender su individualidad aparte de su maternidad tal vez pueda darnos la respuesta a las preguntas: ¿por qué es cómo es? ¿de dónde viene su dolor? ¿cómo creció? ¿quién fue antes de mí? ¿no es la maternidad algo que se idealiza? ¿está mal que una madre esté harta y cansada? Y de esa manera, poder sanar heridas que siguen punzando, sobre todo, por las expectativas que todo un sistema, pone sobre las mujeres.
Ojalá les guste.
Me encantó, lloré poquito jjaja, qué bello!!! Muchas veces olvidamos que antes que mamás son mujeres y es bonito ir creciendo y reconociéndolo para encontrar respuestas también 💗
Me encantó! Cuanta verdad en tus palabras - gracias por compartir :)